Prevenir y curar la cistitis: el papel de los cambios de temperatura
La cistitis es una infección urinaria muy frecuente, especialmente entre las mujeres en España, donde al menos 1 de cada 4 la experimenta una o más veces al año. Esta condición ocurre por una inflamación en la vejiga causada, en la mayoría de los casos, por la entrada de bacterias en el tracto urinario a través de la uretra.
Las condiciones climáticas, como el invierno y el verano, juegan un papel importante en la incidencia de esta infección, haciendo que estas estaciones sean más propicias para su aparición. Para comprender mejor las causas, los síntomas y cómo los cambios de temperatura pueden influir, hemos consultado a dos expertos: el doctor Enver Miguel Moncada, urólogo de Doctoralia, y el endocrinólogo Guillermo José Sada Castillo, portavoz de Lanier Pharma.
¿Qué es la cistitis y cuáles son sus causas?
El doctor Enver Miguel Moncada explica que la cistitis es una patología con una alta prevalencia, afectando principalmente a mujeres aunque también a hombres. Se caracteriza por la inflamación de la vejiga urinaria, lo que genera síntomas como dolor al orinar, micción frecuente, urgencia urinaria e incluso hematuria (sangre en la orina). La causa más común de la cistitis es una infección bacteriana, que ocurre cuando las bacterias ingresan al sistema urinario y se multiplican.
El síntoma más típico es la sensación de tener que ir al baño constantemente, a menudo acompañado de ardor, escozor y dolor abdominal en la parte baja. Según el doctor Guillermo José Sada Castillo, este malestar puede persistir hasta que se trate adecuadamente.
Los extremos climáticos, como el invierno y el verano, tienen efectos particulares sobre la incidencia de cistitis. El doctor Moncada señala que, aunque el frío no es directamente responsable de la infección, puede influir en los hábitos de hidratación, como beber menos líquidos, lo que aumenta la susceptibilidad. Por su parte, el doctor Sada Castillo añade que la ropa inadecuada en invierno, como capas de tejidos no transpirables, crea un ambiente húmedo que favorece el crecimiento bacteriano.
La falta de luz solar en invierno también disminuye la producción de vitamina D, esencial para un sistema inmunológico fuerte, y la menor ingesta de líquidos reduce la frecuencia urinaria, permitiendo que las bacterias proliferen.
En verano, el calor y el sudor aumentan la humedad en la zona urogenital, alterando la flora vaginal y facilitando la migración de bacterias desde el periné hacia la uretra y la vejiga. Además, el aumento de las relaciones sexuales durante esta temporada es otro factor de riesgo.
Los cambios bruscos de temperatura, cada vez más comunes con el cambio climático, también contribuyen al desarrollo de infecciones urinarias. Según el doctor Sada Castillo, estos cambios no son peligrosos por sí mismos, pero los hábitos que adoptamos en respuesta a ellos, como retener líquidos o deshidratarse, sí lo son. Retener orina por períodos prolongados permite que las bacterias se multipliquen, aumentando el riesgo de infecciones.
El debilitamiento del sistema inmunológico durante el invierno, debido a enfermedades como la gripe y la falta de luz solar, también facilita la aparición de infecciones como la cistitis. Para prevenir esto, es fundamental mantenerse hidratado y consumir una dieta rica en vitaminas.
Prevención de la cistitis
Tanto el doctor Moncada como el doctor Sada Castillo coinciden en que la cistitis se puede prevenir siguiendo ciertas medidas básicas:
Hidratación adecuada: Beber al menos 2 litros de agua al día ayuda a limpiar las vías urinarias y a prevenir la proliferación de bacterias.
Ropa interior cómoda: Utilizar prendas de algodón transpirables evita la acumulación de humedad en la zona íntima.
Higiene íntima: Usar jabones neutros sin perfumes reduce el riesgo de irritación y proliferación bacteriana.
Hábitos urinarios saludables: Ir al baño antes y después de mantener relaciones sexuales contribuye a eliminar bacterias potencialmente dañinas.
Además, el doctor Moncada enfatiza la importancia de una dieta rica en fibra para prevenir el estreñimiento, ya que este puede favorecer las infecciones urinarias.
Alrededor del 30% de las personas que han tenido una infección urinaria experimentan recurrencias. Estas infecciones repetitivas se definen como tres o más episodios al año o dos o más en los últimos seis meses. Los cambios de temperatura y hábitos de hidratación juegan un papel crucial en la prevención de estas recaídas.
La cistitis, aunque común, puede ser controlada y prevenida mediante buenos hábitos de higiene, hidratación y alimentación. Adoptar estas prácticas es clave para reducir el riesgo de infecciones urinarias y sus incómodos síntomas.