La FAO y la OMS hablan claro sobre las dietas saludables
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han emitido recientemente una declaración conjunta sobre las características esenciales de una dieta saludable. De acuerdo con estas instituciones, una dieta adecuada debe ser equilibrada, moderada y diversa, principios fundamentales para promover el bienestar, prevenir enfermedades y cuidar el medioambiente.
La OMS resalta que una dieta saludable es crucial para un desarrollo físico y mental adecuado, previene deficiencias o excesos de nutrientes y reduce el riesgo de enfermedades transmisibles y no transmisibles. Según estas organizaciones, en un momento en el que proliferan las tendencias alimentarias confusas y desinformadas, se vuelve imprescindible establecer directrices claras.
El papel de las dietas no solo radica en su impacto sobre la salud, sino también en su influencia sobre el medioambiente. Tanto la FAO como la OMS subrayan la importancia de esta interconexión, ya que una alimentación sostenible puede contribuir a la protección de los recursos naturales y reducir la huella ecológica.
Frente a preguntas comunes como "¿Es buena la carne?" o "¿Debemos evitar los carbohidratos?", ambas instituciones hacen un llamado a evitar extremos y basar las decisiones alimenticias en la ciencia. Alertan que la falta de consenso sobre lo que constituye una dieta saludable puede obstaculizar el progreso en materia de salud pública y sostenibilidad.
Principios de una Dieta Saludable
1. Adecuada: Satisfacer las Necesidades Nutricionales
Una dieta adecuada debe cubrir los requerimientos nutricionales específicos de cada individuo, considerando factores como la edad, género, estado fisiológico (por ejemplo, embarazo), nivel de actividad física y condiciones de salud.
La OMS explica que muchos nutrientes esenciales, como aminoácidos, ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales, no pueden ser sintetizados por el cuerpo y deben obtenerse de los alimentos. Estos nutrientes son fundamentales para el crecimiento, el funcionamiento de los órganos y músculos, y el desarrollo cerebral.
La falta de estos nutrientes puede llevar a problemas de salud, como escorbuto (déficit de vitamina C), raquitismo (falta de vitamina D) o bocio (carencia de yodo). En particular, los niños menores de dos años necesitan una dieta rica en nutrientes debido a su etapa de rápido crecimiento y desarrollo.
2. Equilibrada: Energía y Macronutrientes
El equilibrio es esencial en la ingesta de macronutrientes como proteínas, grasas y carbohidratos. La energía diaria debe provenir de una proporción adecuada de estas fuentes, ajustada a las necesidades individuales:
Proteínas: Representan entre el 10% y el 15% de las calorías diarias, siendo esenciales para los músculos, hormonas y enzimas. Pueden obtenerse de fuentes animales y vegetales. En los adultos, se recomienda priorizar las proteínas vegetales para reducir riesgos de enfermedades cardiometabólicas. Sin embargo, advierten que consumir exceso de proteínas puede sobrecargar los riñones.
Grasas: Deben aportar entre el 15% y el 30% de las calorías diarias, priorizando las grasas insaturadas de fuentes como el aceite de oliva, aguacates, frutos secos y pescados grasos. Limitar las grasas saturadas y trans es esencial para evitar problemas cardiovasculares y mantener un peso saludable.
Carbohidratos: Aunque a menudo son señalados como perjudiciales, la OMS aclara que son la principal fuente de energía. Su consumo debe representar entre el 45% y el 75% de las calorías diarias, priorizando cereales integrales, frutas, verduras y legumbres.
Los adultos deberían consumir al menos 400 gramos de frutas y verduras diarias, así como 25 gramos de fibra, para garantizar una ingesta adecuada.
3. Moderada: Limitar el Exceso
El consumo excesivo de ciertos nutrientes puede tener efectos negativos. Por ejemplo, el sodio, aunque esencial, en altas cantidades puede causar hipertensión y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La OMS recomienda limitar su ingesta a 2 gramos al día (equivalente a 5 gramos de sal).
Asimismo, los azúcares libres, que no son esenciales, deben representar menos del 10% de la ingesta calórica diaria (idealmente menos del 5%). También se desaconseja el uso de edulcorantes artificiales, ya que no han demostrado ser efectivos a largo plazo para el control del peso.
Tanto la FAO como la OMS hacen hincapié en los riesgos asociados al consumo de alimentos ultraprocesados. Según el sistema de clasificación NOVA, estos alimentos, ricos en grasas saturadas, azúcares y sodio, han demostrado estar vinculados a enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2, cáncer y trastornos cardiovasculares.
En cuanto a la carne roja, advierten que un consumo elevado está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades. Por otro lado, las grasas trans, especialmente las producidas industrialmente, deben evitarse por completo debido a sus efectos nocivos.
En esta declaración conjunta, la FAO y la OMS instan a gobiernos, comunidades e individuos a tomar decisiones informadas y equilibradas sobre su alimentación. Mantener una dieta adecuada, equilibrada, moderada y diversa no solo protege la salud, sino también el medioambiente.
Al establecer estos principios, las organizaciones buscan orientar a la población en la adopción de hábitos alimenticios saludables y sostenibles, dejando atrás mitos y tendencias perjudiciales. Una dieta saludable no es solo una elección personal, es una responsabilidad global.