Las terapias hormonales en la menopausia y sus riesgos cardiovasculares
Algunas pastillas de terapia hormonal sustitutiva (THS), que combinan estrógeno y progestágeno, podrían aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y coágulos sanguíneos conocidos como tromboembolismo venoso (TEV). Estos efectos, aunque poco comunes, son graves y afectan a mujeres cercanas a la menopausia, según un estudio realizado en Suecia y publicado en la revista médica The BMJ.
El informe destaca también el caso de la tibolona, un medicamento que se relaciona con un mayor riesgo de infarto de miocardio, derrame cerebral y otras enfermedades cardíacas, pero no con coágulos sanguíneos. Este hallazgo pone de manifiesto las diferencias en los efectos de las diversas combinaciones hormonales y los métodos de administración sobre la salud cardiovascular.
La THS es ampliamente utilizada para aliviar los síntomas de la menopausia, como los sofocos y los sudores nocturnos. Aunque existen distintas opciones de tratamiento personalizadas según las necesidades de cada mujer, los riesgos asociados a los diferentes tipos de terapia aún no se comprenden del todo.
Evaluar riesgos cardiovasculares
Investigadores suecos buscaron arrojar luz sobre los posibles riesgos cardiovasculares vinculados a las terapias hormonales durante la menopausia, considerando el método de administración y las combinaciones hormonales. Este análisis se basó en 138 ensayos emulados, que imitan ensayos clínicos, e incluyó datos de 919.614 mujeres sanas de Suecia, con edades entre 50 y 58 años, recopilados entre 2007 y 2020.
Las participantes seleccionadas no habían utilizado terapia hormonal en los dos años previos al estudio y no tenían antecedentes de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, arterias estrechas o cáncer. Asimismo, quedaron excluidas las mujeres que habían pasado por cirugías como histerectomía, extirpación de ovarios o esterilización.
Con base en los registros de recetas médicas, las mujeres fueron asignadas a uno de los ocho grupos de tratamiento, que incluyeron:
Terapia combinada continua oral.
Terapia combinada secuencial oral.
Estrógeno oral no combinado.
Estrógeno oral combinado con progestina local.
Tibolona.
Terapia transdérmica combinada (parches).
Estrógeno no combinado transdérmico.
Mujeres sin terapia hormonal.
Posteriormente, los investigadores rastrearon eventos cardiovasculares durante un período de seguimiento de dos años, utilizando registros hospitalarios. Se ajustaron los datos considerando factores como la edad, el nivel educativo, la región de residencia, la hipertensión y la diabetes.
Durante el período de análisis, se registraron 24.089 eventos cardiovasculares entre las participantes. Los resultados principales indican lo siguiente:
Riesgo aumentado en ciertos tratamientos:
Las mujeres que iniciaron terapia hormonal combinada continua oral o tibolona mostraron un mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca isquémica, con aproximadamente 11 nuevos casos por cada 1.000 mujeres al año.Mayor incidencia de tromboembolismo venoso (TEV):
Se observó un aumento en el riesgo de coágulos sanguíneos con terapias como la combinada continua oral y la transdérmica combinada, con siete nuevos casos por cada 1.000 mujeres.Seguridad de tratamientos transdérmicos:
Las terapias hormonales administradas a través de parches, geles o cremas no mostraron un incremento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Aunque el estudio sugiere posibles vínculos entre la THS y los riesgos cardiovasculares, los autores advierten que estos resultados son de carácter observacional y no establecen causalidad directa. También señalaron limitaciones, como la falta de datos detallados sobre el estado menopáusico de las participantes y la influencia de factores como el tabaquismo o el índice de masa corporal.
No obstante, al emplear un diseño de ensayo emulado, el equipo redujo el sesgo común en estudios observacionales. Además, el uso de registros médicos les permitió diferenciar entre varios tipos de tratamientos hormonales según los métodos de administración y combinaciones hormonales.
Los investigadores instan a realizar estudios futuros que analicen el impacto de diferentes progestágenos utilizados en la terapia hormonal de la menopausia, para comprender mejor sus efectos en el riesgo cardiovascular. Este tipo de investigaciones podría ser clave para desarrollar tratamientos más seguros y personalizados para las mujeres en esta etapa crucial de la vida.