Los expertos coinciden en que los inhibidores de la bomba de protones son seguros.

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Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), comúnmente conocidos como protectores de estómago o antiácidos, se encuentran entre los medicamentos más consumidos en España. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2022 fueron los fármacos más solicitados por los pacientes, superando a otros como los inhibidores de la HMG CoA reductasa (para el colesterol), las anilidas (paracetamol) y los derivados de las benzodiacepinas.

Un consumo significativo

El uso generalizado de los IBP tiene múltiples justificaciones, desde proteger el estómago durante tratamientos con otros medicamentos hasta aliviar digestiones pesadas. Estos fármacos representaron el 6,51% del total de medicamentos consumidos el año pasado, generando un gasto sanitario de 490 millones de euros, con un total de 71.528 millones de envases dispensados.

Sin embargo, en los últimos tiempos han surgido inquietudes en torno a una posible relación entre el consumo prolongado de los IBP y el desarrollo de demencia. Esta preocupación, amplificada por noticias recientes, ha generado incertidumbre entre los pacientes, especialmente aquellos que los toman de manera prolongada.

¿Qué son los Inhibidores de la Bomba de Protones (IBP)?

Los inhibidores de la bomba de protones son una clase de medicamentos diseñados para reducir la producción de ácido gástrico. Actúan inhibiendo la enzima responsable de esta función en las glándulas del revestimiento estomacal. Su efectividad los ha convertido en herramientas esenciales para tratar afecciones como:

  • La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

  • Úlceras duodenales.

  • Molestias derivadas de síntomas de reflujo gástrico, entre otros.

Beneficios frente a riesgos

Los especialistas en gastroenterología enfatizan que los beneficios de los IBP superan los riesgos cuando son usados de manera adecuada. Según el doctor Agustín Albillos, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), estos medicamentos son altamente seguros siempre que se ajusten a las indicaciones establecidas. “Cuando los IBP se prescriben correctamente, sus beneficios son significativamente mayores que los posibles efectos adversos”, afirma el doctor Albillos.

Por el contrario, la prescripción innecesaria o inadecuada puede potenciar efectos secundarios, incluso los más leves, sin aportar beneficios.

Seguridad y recomendaciones actualizadas

Para abordar estas preocupaciones, la SEPD ha actualizado su posicionamiento sobre el uso seguro de los IBP, con un documento elaborado por los doctores Carlos Martín de Argila de Prados, Julia López Cardona y Federico Argüelles-Arias. Dicho informe concluye que el consumo a largo plazo de los IBP es seguro, y subraya que la evidencia científica sobre posibles efectos adversos graves es limitada.

Entre las reacciones adversas conocidas se encuentran infecciones, deficiencias de micronutrientes y un posible aumento en el riesgo de fracturas. Sin embargo, el doctor Argüelles-Arias, coautor del documento, aclara: “No existe evidencia que justifique el uso rutinario de probióticos, vitaminas u otros suplementos para contrarrestar estos efectos. Tampoco es necesario evaluar sistemáticamente la densidad ósea o los niveles de calcio y magnesio en pacientes que los toman”.

Recomendaciones clave para su uso

El doctor Martín de Argila, también coautor del documento, enfatiza que los IBP pueden tomarse sin temor siempre que se respeten ciertas directrices:

  1. Evitar el uso innecesario: Los IBP deben reservarse para los casos en los que están claramente indicados.

  2. Dosis mínimas eficaces: En los tratamientos prolongados, se debe buscar siempre la menor dosis efectiva para minimizar riesgos.

Conclusión

A pesar de las inquietudes recientes, los expertos coinciden en que los inhibidores de la bomba de protones son seguros cuando se emplean correctamente. Su rol en el tratamiento de enfermedades como el reflujo gastroesofágico o las úlceras duodenales es innegable, y las recomendaciones actualizadas de la SEPD ofrecen una guía clara para su uso responsable.

Por tanto, quienes los necesitan pueden estar tranquilos, siempre que sigan las indicaciones médicas y no se excedan en su consumo innecesariamente. En este equilibrio entre beneficio y precaución, se encuentra la clave para aprovechar al máximo las ventajas de estos medicamentos ampliamente utilizados.

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